martes, 7 de junio de 2011

EL ROL DE LA PRENSA FRENTE A LA CATASTROFE

                                                              Juan Patricio Parraguez Muñoz
                                                                  Radio Cooperativa de Chile

  La prensa, debe cumplir a cabalidad con dos de sus roles de servicio: educar e informar.
  Para demostrar la importancia de la prensa frente a una crisis causada por una catástrofe natural o provocada por el hombre, expondremos estos dos elementos que definiremos como PREVENTIVO (educativo) y PALIATIVO (informativo).
  Ambos roles, en diferentes situaciones, nos servimos para desarrollar en la comunidad una preparación adecuada pre y post fenómeno. Es decir, será una ayuda que permitirá disminuir la cantidad de víctimas y en cierta forma mejorar la calidad de vida en determinadas circunstancias.
  Para llevar adelante esta exposición nos remitiremos, a modo de ejemplo, con el fenómeno más común a nuestros países andinos: los movimientos telúricos.

  Rol Preventivo

  Por todos es conocido, que un movimiento sísmico es imposible de predecir, pero existen factores de riesgo que de una u otra forma nos pueden indicar un lugar con mayor posibilidad de que ocurra un temblor o bien cuándo se detecta un “enjambre” de pequeños movimientos, también está latente una gran sacudida.
  Obviamente, en los lugares donde existen antecedentes de fuertes sismos, porque en el pasado así ha ocurrido en determinado sitio -para el lego- o bien por su cercanía con una falla o al cruce de dos placas tectónicas –como perfectamente podrían definirlo los técnicos- la población debe estar preparada para enfrentar un temblor. Esta preparación no es otra cosa que el conocimiento de qué hacer cuando se está produciendo el fenómeno, como reaccionar.
  Para ello debería existir una coordinación suficiente entre el organismo especializado en mitigar los desastres y los medios de comunicación, de manera tal que la información estuviese disponible, con antelación entre los habitantes de una determinada región. Eso significa que estamos actuando en forma preventiva, estamos educando a la población con situaciones tan sencillas como ubicación en una casa durante un  sismo y cómo reaccionar mientras este está en su escala ascendente, y si el tiempo y violencia del movimiento nos lo permite.
  Por ejemplo, los vecinos de esta región permanentemente amagada, deberían conocer las características de la construcción de su vivienda. Ello conducirá a descubrir que un  dintel, o umbral de una puerta, puede ser el sitio más seguro. ¡Por qué? Se preguntarán algunos. El “usuario” de este dintel durante un temblor debiera saber que en las puertas existen pilares o columnas de hormigón armado, concreto y fierro; que le dan una mayor resistencia frente a las restantes estructuras de ladrillo. También insistimos en que es necesario que la gente se informe sobre la construcción de su vivienda, porque si esta resultara ser de adobe -bloque de tierra batida, agua y paja- podría ser una trampa mortal en vez de salvarnos indemnes de un fuerte movimiento.
  Ahora, si toda la construcción es antisísmica; probablemente no será necesario tomar medidas como la descrita.
  En este mismo rol preventivo, debe mencionarse la preparación mínima que debe existir para enfrentar una de estas catástrofes en los hogares: siempre es aconsejable tener una linterna y una radio con pilas frescas, pues generalmente los fuertes movimientos –aprovechándose de la Ley de Murphy-suelen ser durante la noche.
  Elementos que también debieran estar en conocimiento de la población, son los planes de emergencia, para desarrollar en nuestros lugares de estudio o de trabajo. En Chile, para estos efectos existe el llamado Plan DEYSE (de Evacuación y Seguridad), que permite una rápida y ordenada evacuación del lugar amagado y nos orienta a la ubicación de un sitio lugar dentro de un mismo recinto, como podría ser un patio amplio sin construcciones a su alrededor.
  Con estos ejemplos, he querido graficar todo lo que es posible informar a la comunidad, a través de  los medios de comunicación. Si describiéramos cada una de las situaciones o recomendaciones susceptibles de aplicar podríamos estar todo un día sólo en estas tareas.
  En este momento muchos de ustedes se preguntarán como es posible informar de medidas preventiva, si tenemos “noticias” que nos ocupan páginas y tiempo en los diversos informativos. Para ello, los entes coordinadores, como en el caso nuestro la Oficina  Nacional de Emergencia, ONEMI, deberían tener el suficiente acercamiento con los periodistas, para ofrecer material en este sentido. Existen numerosas formas de llegar a través de los medios de comunicación a los “destinatarios”.
  En cuanto al rol preventivo, deberíamos decir que quizás sea la prensa escrita -diarios- los que mejor puedan desarrollar esta tarea. Considerando que tienen una mayor permanencia, debido a su formato. Nadie graba en casetes de audio o video, programas de servicio o recomendaciones; pero si es posible que profesores, administradores de edificios o autoridades públicas guarden folletos o crónicas en papel.
  Ahora bien, considerando la gran cantidad de material “noticioso” que existe en cada región, podremos -no obstante- identificar espacios y medios de utilidad pública. Las secciones de servicio o de utilidad pública de los medios bien pueden contribuir  a la difusión de las medidas preventivas, e incluso la publicidad en los medios puede ser nuestra aliada. No estamos sugiriendo, aunque no sería tan descabellado, que los anunciantes o avisadores nos compraran un espacio para “regalarnos” utilidad pública; pero perfectamente organismos privados de seguridad, organismos que nacen a partir de conglomerados de empresas para asistir a los empleados de sus socios ante un accidente. Dentro de su mandato existe el tema de la prevención, claramente compatible con la difusión de medidas que pueden extrapolarse a toda la población.

  Rol Paliativo

  La población, ya en alerta sobre qué puede hacer frente a un  fenómeno de la naturaleza, particularmente un movimiento telúrico; podremos abordar la segunda fase.
  Por el dinamismo con que desarrolla una catástrofe y las dificultades propias de algunos medios de comunicación, para salir al aire y de otros para su distribución, deberíamos decir que en este caso, la radio juega un papel especialmente importante.
  Es posible, que con un pequeño aparato se pueda rastrear una gran cantidad de “oferta” informativa. Las pilas nos asegurarán una recepción buena e ininterrumpida, al menos por 72 horas, obviamente si hablamos de un pequeño radiorreceptor de un par de pilas chicas (doble A), y no de un complejo equipo que tenga hasta para CD (disco compacto) y tomar la prevensión. Aunque suelen ser muy buenas esas radios-linternas, se corre el riesgo que al utilizarlas en forma paralela las baterías se consuman más rápido.
  Retomando esta materia deberíamos decir que en este caso la radio entregará información instantánea suficiente como para tomar una determinación. ¿Mi pueblo o ciudad está en mejor o peor condición que otro? Esa respuesta nos será útil, para resolver el que hacer o dónde pedir ayuda. Sería ilógico pensar en un traslado hacia una región más azotada, si con ello no sólo tendremos más problemas nosotros, sino que también llevaremos más problemas a ese lugar al que nos desplazamos.
  Por estas y otras razones la radio está preparada para cumplir un importantísimo rol en los momentos inmediatamente posteriores a una catástrofe. Como se ha demostrado en nuestro país, con emisoras que en su tiempo brindaron estas coberturas: Portales y Minería. Bien, como las que en la actualidad por su cobertura informativa e infraestructura están preparadas para hacerlo: Cooperativa Chilena y Bío-Bío.
  Luego, en este análisis “paliativo, aunque ya fuera del alcance informativo, podríamos incluir la tarea mitigadora capaz de realizar un medio: la televisión. Es conocida por todas las inmensas convocatorias que tiene en este medio para socorrer co n ayuda material a sectores desposeídos. Un ejemplo de lo que puede hacer este medio es la reciente Teletón 2000, realizada en Chile y que en poco más de 27 horas logró reunir 12 millones de dólares para los niños minusválidos o discapacitados.
  Muchos podrán decir que esta jornada es fruto de la preparación y en la práctica, para una catástrofe no se podría realizar. En numerosas ocasiones se han hecho campañas solidarias, varias de ellas las podremos recordar con el lema de “Chile Ayuda a Chile”, y que perfectamente se pueden en cualquier sitio, si es que ya no han hecho algo parecido.

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